T2 - #1 No sé cómo describir el año que pasó
Intentemos hacer un recap de la primera temporada de la primera pandemia de nuestras vidas.
De: Cinthia
Hola, amiga, ¿cómo estás?
No puedo creer que estoy escribiéndote de nuevo, me da mucha felicidad hacerlo. No sé si te pasó, pero me di cuenta de que POSTA esto hizo mi año pasado menos difícil, menos hostil, menos pesado. Ojalá te hayas sentido de la misma manera.
Pasó un montón de tiempo y a la vez siento que fue hace re poco que te escribí por última vez: las bondades (y no tanto) del paso del tiempo, ¿no?
Me divertía pensar en lo que las personas que nos leen pensaron de nosotras cuando dejamos de escribirnos abruptamente. Mientras me río un poquito pienso que lo más lógico fue que nos peleamos a muerte, tipo rivalidad. Me da gracia esto sobre todo porque en mi cabeza siento que no pasaría, al contrario, creo que cada día que pasa fortalecemos este vínculo: yo también soy romántica con estas cosas.
Estuve releyendo nuestros emails y sentí la desesperación con la que te escribí algunos y pensaba: "wow, ya no soy esa persona gritando por ayuda" tal vez ahora soy otra que se guarda ese grito y retumba dentro suyo, no sé. Tal vez me arreglo un poco más sola, sé cómo atravesar esto, tengo otras herramientas. Pero bueno, al final siempre dudo un poco de mí y de todo, pero creo que estoy intentando al menos calmarme un poco. No sé si me encanta, pero no me siento todo el tiempo como la nena que se come el algodón de azúcar.
Sí, admito que desarrollé la capacidad de sobreanalizar absolutamente todo. Siempre la tuve, pero ahora de alguna forma se agudizó. De a ratos está buena (nada mejor que ese sentimiento de que estás haciendo algo bien), pero de a ratos me doy cuenta de que siento mucha desconfianza por todo, mucha desilusión y pienso: "ojalá no supiese nada y fuera más superficial y frívola".
Tuve COVID el año pasado a fin de año, bah en realidad casi este año onda el primero de enero. Escribí esta nota que me costó meses procesar, fue difícil, pero me rodean las mejores personas del mundo, como vos, y eso, de a ratos, me reconforta.
Sin lugar a dudas nuestros mails son un refugio, un intercambio donde te conozco más, nos conocemos más y me conozco más a mí también. Me han preguntado cómo hago para escribir y siempre digo que simplemente abro una hoja en blanco y escribo. Es como si estuviese poseída por mi parte que necesita contar lo que le pasa.
Qué bueno que tenemos la virtualidad, que bueno que podemos conectar aunque sea de esta manera. Creo que encontramos un espacio en nuestras vidas muy atareadas para poder dedicarnos y eso es un montón. Me alivia saber que puedo mandarte un mensaje o llamarte y que de alguna manera vas a estar prestando atención a lo que me pasa y cómo me pasa.
Este mail tenía que contar un poco lo que pasó estos meses pero creo que es muy difícil contarte todo de una, mejor te voy contando los próximos días, ¿dale?
Espero que estés abrigadita, tomando el café que te gusta y que hayas desayunado rico hoy.
Mañana te escribo para contarte sobre mis vínculos sexo afectivos. Aunque me da más paja que nunca hablar de este tema.
Te quiero:)
Cin.
De: Emilia
Hola, amiga, por supuesto que antes de abrir la compu me pedí unas medialunas para desayunar con un rico café.
Sé que esto está un poco mal, ¿pero es posible sentir melancolía de la cuarentena pasada? Me gusta esto de escribirte porque se siente como estar de nuevo en ese lugar desconocido en donde todo podía ser distinto, allá por abril del 2020. No como ahora, que ya sé que el mundo no se convirtió en un mejor lugar y además reconfirmé, muy a mi pesar, que no hay nada que nos cueste tanto como personas que pensar primero en el otro.
No sé cómo describir el año que pasó. Desde que dejamos de escribirnos empecé un laburo que me obligó a salir de mi casa un montón de días a la semana. El impacto fue muy grande, al principio me enfermaba todo el tiempo, era como si mi cuerpo hubiera perdido defensas, todo me dejaba exhausta. Volvía a casa drenada, sin energías para nada más que sacarme rápido la ropa, dejarla en el lavadero y darme una ducha. Todavía no tuve COVID. Paradójicamente, creo que el alto grado de exposición al virus al final me terminó sirviendo. La cantidad de veces que le hice “ooooole” al bicho este de mierda no tiene sentido realmente. Esquivando balas en mi bicicleta, pero mientras escribo esto por las dudas cruzo los dedos.
Yo también pensé bastante en qué habrán pensado nuestros lectores sobre nosotras, al dejar de escribirnos así, tan abruptamente y sin dar explicaciones. Creo que fue lógico que cuando empezó a abrirse todo tuvimos que volver a asumir un montón de responsabilidades de la vieja normalidad, pero igual fue un toque desprolijo de nuestra parte, admitámoslo. Lo cierto es que durante este tiempo no dejamos de estar cerca ni un segundo, de hecho nuestro vínculo solo se fortaleció y una vez por semana nos reunimos a trabajar en nuestros próximos proyectos juntas.
Es loco cómo al final nos súper acostumbramos a esto, ¿viste? Capaz hace un año yo estaba desesperada planeando una mudanza express a lo de alguien que conocía hace un mes, y ahora estoy muy tranca pensando en todo el tiempo que tengo para dedicarle a mis proyectos (¡con lo que cuesta concentrarse!). No sé si dejé de tenerle miedo al aislamiento en soledad, si me volví una persona muy ermitaña o simplemente mis prioridades cambiaron. ¿Qué vale más? ¿Estar acompañada, pero no coincidir en nada? ¿Estar sola, pero en tranquilidad? Sobre esto profundizaré en el próximo mail, pero spoiler: a nivel sexoafectivo, el 2020 me hizo pelota. Quisiera echarle la culpa de todo a la pandemia y a lo vigilante que se volvió construir acuerdos si querías mínimamente cuidarte, pero al final, más allá de la pandemia, siempre todo se reduce a cuidar o no cuidar a la gente que querés.
Creo que no es necesario aclarar que, sí, durante la pandemia me enamoré, me puse de novia y también me separé. Envidio mucho a la gente que llegó a la segunda ola firmando contrato para convivir en un ph con terraza, pero no pudo ser mi caso. Y está ok, ya no lo sufro (tanto).
En fin… Te quiero, amiga. Odio pensar en cómo sería mi vida sin vos, pero soy una persona muy trágica y por supuesto que cuando estuviste internada tuve mucho miedo y lo pensé.
¡Así que aguante esta segunda temporada! Sin dudas la vida nos dio un montón de oportunidades y señales para que hoy seamos esto que me llena de orgullo: dos amigas que no paran de hacerse preguntas y crecer juntas durante la primera pandemia de sus vidas.
PD: va una de mis últimas playlists, yo sé que también las extrañaban (?)
Todos nuestros newsletters están ilustrados con una foto de @fendromena une amigue de la casa al que queremos mucho 🧡