T2 - #4 Convivir con la muerte
No sé si me acostumbré al número de muertes o si en realidad la muerte siempre estuvo conmigo. Foto por @fendromena
De: Cinthia
Hola, amiga.
Muy seguido pienso: "nosotras solitas nos metemos en algunas cosas y el tiempo nos tapa con tierra". Qué sereno este pensamiento para empezar este mail, ¿no?
Tuve una mañana laboral un poco difícil, a veces siento que las personas te respetan más cuando estás en el mismo espacio y las mirás a los ojos. Ahora entiendo por qué en política las personas quieren hacer las cosas presenciales, vos debés saber más de esto, pero bueno, qué difícil.
Por lo pronto mi mantra es: "calmate". No sé si es un mantra, pero es algo que me repito mucho últimamente. Otro día te cuento lo mucho que me enojé estos meses y cómo me pesa, pero hoy vine a contarte otra cosa que me preocupa un montón.
El otro día vi este video, y me tranquilizó no ser la única que piensa en esto. Y cuando digo esto es morir. Estimo que debe haber mucha gente e incluso medios y profesionales que están tratando el tema de la muerte en pandemia, pero creo que no investigué lo suficiente al respecto (un poco me da miedo).
Me refiero a la muerte no necesariamente por COVID, eh. A las otras muertes a las que crecieron porque estamos en una pandemia y eso puede, como ya sabemos, exacerbar la violencia.
Pienso frecuentemente en la muerte y hablo de eso con algunes amigues. A veces siento que vivir es un montón en este contexto y no deberíamos estar obligades a eso. Me parece tan funcional a este sistema estar vivo a veces que siento que lo único que podría no ser funcional es morir. Me interesa pensar en la muerte como una decisión más que se toma, dejar de tener tanto miedo a no existir más.
Me acuerdo de que durante mucho tiempo me sentí culpable por tener buena salud, una vida relativamente digna y querer morirme. De hecho mis padres me han dicho que soy una "mal agradecida" por no valorar eso. Pero a veces una no quiere existir más, o por lo menos así lo viví yo por mucho tiempo en la adolescencia. De a ratos pienso que fui una visionaria.
A veces me apena mucho el sufrimiento por la muerte. Cuando falleció mi abuelo no se me cayó una lágrima y suelo pensar en cómo me aguanté y aguanto tanto todavía. ¿Estoy mal por no sentirme triste porque alguien no vaya a estar más? ¿Alguien que quiero? Me arriesgo a pensar que tal vez si alguien fallece de forma repentina sería más doloroso, mi abuelo estaba muy complicado ya.
No sé si soy insensible, realista o qué. Me asusta a veces cómo proceso los sentimientos, sobre todo los que son por situaciones definitivas como esta. “Todo tiene solución menos la muerte”, me decía mi abuela siempre para que me deje de preocupar por cualquier cosa. Lo cierto es que en este momento y después de escribir todo esto me preocupa que alguien piense que soy irrespetuosa.
También me enoja pensar en eso y me pregunto por qué está mal hablar de la muerte, por qué es un tabú horrible del que hay que “hablar con cuidado”, sobre todo cuando no estoy hablando de la muerte de alguien en particular sino sobre mi propia vida o lo que pienso de eso. Odio dudar de mi propio criterio y de mi sensibilidad.
Me acuerdo de que en el primer mail me dijiste que tuviste miedo de que me muriera cuando estuve internada. Me acuerdo de la primera vez que me lo dijiste después de unas semanas y lo preocupada que estabas. Jamás se me cruzó por la cabeza pensar que me iba a morir de COVID. Creo que me quise morir tanto, tantas veces, que ya convivo con ese pensamiento. Me siento 100% esa influencer que relaciona bronca con bronquitis.
Creo que me acostumbré a convivir con la muerte, sí, más de lo que me gustaría y no por la pandemia, sino porque siempre de alguna manera, formó parte de mi vida. Tal vez este contexto agudizó mi relación con eso y acá estoy lidiando, como supongo que hacemos todos, con lo que nos toca.
Me gustaría decirte algo esperanzador hoy, pero no tengo. Tuve un día difícil y complicado.
Mañana te cuento un chiste, te prometo, para descontracturar.
Abracito.
Cin.
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De: Emilia
Amiga, vine a escribirte en modo AMIGAAAAAA SJDSJKDSJDJSLKSK!!!!!!! porque yo también tuve un día de mierda y estoy re contra re mil tapada de pendientes y ganas de apretar un botón y que se apague el mundo y AAAAAAAAAAAAADSLKDKS, pero la verdad que te leí y bajé de un hondazo. Tu mail me dejó de cara.
Vos siempre me decís que si te ponés un poco border te lo diga, pero creo que cuando te sale hablar de esta manera es que marcás la diferencia. La gente evita hablar de la muerte, es cierto, y del suicidio, ni hablar. Dicen que la ley de eutanasia es el debate que se viene, y en parte lo celebro, pero también ya estoy sufriendo por todas las pelotudeces que tendremos que escuchar. Qué suerte tengo de que hoy seas vos la que esté hablando de esto.
A ver. No sé si el deseo de morir es algo que me haya acompañado de manera muy prolongada a través del tiempo, pero sí recuerdo muy bien un par de momentos en los que llegué a picos de dolor emocional muy, pero muy, fuleros en los que realmente no podía ver otra salida más que matarme.
Siempre lo viví con mucha culpa, porque si lo decía en voz alta me hacían sentir como que quería llamar la atención, o que estaba intentando manipular algún tipo de situación, y lo cierto es que decirlo era la única manera que tenía de lidiar con el insoportable dolor y la insoportable certeza de que jamás iba a animarme a detener todo eso.
Si hay algo que no puedo soportar en este mundo es la idea de mi mamá sufriendo de la manera que imagino que sufriría. Sé que seguramente un par de personas más también sufrirían por mi muerte, pero pensar en mi mamá fue algo que siempre me detuvo.
¿Vos esto siempre lo llevaste bien en soledad? ¿O con el tiempo empezaste a compartirlo un poco más? Yo me abrí al medio un par de veces con personas que me hicieron sentir dañada, o como que era mi obligación “HACER ALGO, HABLAR CON MI PSICÓLOGA, DECIRLE TODO ESTO”. Bueno, no.
Si una persona que querés te está diciendo que se quiere morir, vos por supuesto que podés elegir no lidiar con eso, pero no considerás que no lo habla en terapia o que es un tema de enfermedad mental. Si una persona que querés te está diciendo que se quiere morir, la escuchás, intervenís, le brindás perspectiva. No la despachás como un paquete a hacerse cargo de su vida cuando justamente te está diciendo que quiere quitarsela.
Aparte como que se genera un mega estigma sobre las enfermedades mentales, ¿viste? Todos podemos llegar a experimentar ganas de morirnos independientemente del gran laburo que tengamos, la familia hermosa que nos rodee y la pareja o los amigues que nos acompañen. A veces algunas cosas duelen y no importa todo lo que hayamos logrado o podamos lograr. Duelen mucho, demasiado, y seguramente duelan siempre.
También pienso, o al menos así me enseñaron a pensar las pocas personas que supieron acompañarme en momentos así (las cuento con los dedos de una mano y vos sos una), que todo lo que sube, baja. Si todo ese sufrimiento subió así, seguramente por situaciones que lo hicieron escalar, también deben existir otras situaciones que ayuden a disminuirlo.
A través de los años, y de situaciones muy extremas, medio que me rendí y me acostumbré a vivir en el absurdo. Y acá capaz me pongo un poco borderfilosofíabarataagarramequeentréenladeepshit, pero o sea, yo soy muy consciente de que la culpa de todo mi sufrimiento la tengo yo. Por ver la realidad, padecerla y querer modificarla. La gente, el mundo, por lo general no quieren cambios. Y yo me esfuerzo tanto en cambiar todo eso que me parece absurdo y me hace sufrir, que todo me sale mal.
No sé, es re difícil tener algún tipo de posta esperanzadora. Yo siempre pienso en algo que me dijo un amigo muy especial que quiero y admiro mucho y jamás va a leer esto salvo que agarre, lo lleve a una plaza y se lo lea yo, pero te lo comparto: “vos podrás desear todo lo malo que se te ocurra, pero si estás sintiendo todo esto, es que sos una persona que jamás traicionó a su corazón y eso ya es entender una verdad muy grande”. Parece salido de “El Rey León”, pero practica artes marciales y esas cosas espirituales que me gustan a mí, viste.
En fin... si te caes en la mierda, ya verás, yo vengo y me tiro con vos.