T2 - #6 Poner límites es cuidarte
Hay que animarnos a ser vulnerables, pero sin dejar de cuidarnos. Foto por @fendromena
De: Cinthia
Amiga, espero que estés mejor y que hayas comido los Franui. Qué rico. Deberíamos pedirle a Rapanui que nos sponsoree, ah re.
Me quedé pensando después de tu email de ayer y la verdad es que me gustaría tener con alguien esa conexión que tuviste con tu exnovio. Me hiciste acordar a una canción de Taylor Swift que te dejo acá.
Creo que solo puse un gif de Taylor en el mail de la muerte, así que estoy 100% habilitada a hablar un poquito de ella (esta semana ganó un premio a mejor disco en los IHearts Awards por Folklore).
¿Sabés de que me di cuenta? De que soy tan absoluta. A veces me siento híper básica siendo tan literal en las decisiones que tomo. También es mi forma de protegerme y preservarme, pero es como que digo "no pasarán" y literalmente no pasa nadie, eh. No es que bajo un poquito la guardia para dejar que alguien pase y me *sorprenda*, no existe esa posibilidad y no existe porque yo no dejo que exista.
Es súper fuerte, pero a veces realmente siento que es mi forma de cuidarme, supongo que es ese "amor propio" del que hablan, qué se yo. Lo que más me detiene a abrirme es que siento que las personas son súper descuidadas, ¿no te pasa? No sé qué espero igual, siento que vivo en el 1500 y espero que todo suceda con decoro y respeto. Bueno esto último sí, pero creo que no tengo el mismo concepto de respeto que les otres.
A veces me pongo a pensar en lo difícil que es coincidir con alguien ¡habiendo tantas personas en el mundo! Pero ahí vuelvo a reducir ese zoom out que hago porque sino me pierdo en la ansiedad que me genera pensar en todo esto.
Me da paja quedarme afuera del mundo sexoafectivo por el simple hecho de cuidarme y de poner límites que considero sanos. Es como que si no estás expueste no podés vincularte. ¿Hay algo de vulnerabilidad en vincularse, no? Igual, no es que pienso que no soy vulnerable, creo que lo soy más de lo que pienso, por ejemplo, contándote esto ahora que sé que lo van a leer más personas.
A veces tengo la sensación de que una vez que decido ser vulnerable y publicar algo de alguna manera eso se transforma en un acto de valentía. Como si me costase menos por publicarlo, o si ya lo hubiese superado y la verdad es que simplemente soy una persona detrás de una computadora escribiendo cosas que tienen sentido. Tal vez estoy siendo demasiado literal y me estoy perdiendo algo de esto. Pero no doy la cara, no me ven, simplemente soy algunas letras y palabras. ¿Dar la cara es solo que te vean? No sé, pensemos.
Lo veo en muchas personas con las que me vinculo. Me admiran por ser yo. Me encanta igual, eh, no me quejo *sagitario en casa 7*, pero hay algo ahí con lo que todavía no me siento 100% cómoda. Me gustaría que supieran que construir la intimidad que conlleva confiarle algo a una sola persona (en modo vincular) es algo de lo que un poco escapo, debo tener miedo, no sé.
El otro día lo hablaba en terapia, como si hubiese una parte de ser yo que todavía no me cierra y por eso no la quiero compartir. Supongo que es la razón por la cual decidí cuestionar mi identidad. ¿No te digo? Soy mi propia enemiga.
Es re complejo poner límites al final, eh. Porque una vez que los pusiste hay un montón de lo que hacerse cargo, como por ejemplo, todo esto. A veces, realmente, quisiese ser una persona que ignora un poco todos estos pensamientos y simplemente es. Realmente no sé muy bien para qué me sirve el desarrollo del análisis de absolutamente todo lo que hice durante los meses de pandemia. Debería poner un límite ahí, ah re.
¿Vos cómo vivís esto? ¿Me contás? A ver si puedo soltar un poco este mundo del *control*
Podés apoyar nuestro proyecto aquí. 💸
De: Emilia
Hola, amiga.
Estuve releyendo nuestros últimos mails y sin dudas mi papel es mucho menos lamentable si te escribo a la mañana con la cabeza fresquita, que toda malhumorada y necesitada de afecto a las siete de la tarde.
¿Pero sabés qué? Si bien sigo igual o más cansada que ayer y ya son más de las nueve de la noche, decidí abrir un vino, pedir una pizza y escribirte como corresponde. También prendí una velita que tira olorcito a lavanda. Siento que de alguna manera esto nos conecta.
¿Te acordás de ese día que yo estaba muy pero muy triste y me mandaste sahumerios, velitas y fanzines para leer? ¿Y que una de las velas cuando se consumió tenía como la forma de tu cara? Yo te juro que desde entonces empecé a creer posta en su compañía y todas esas brujerías que dicen por ahí.
Me acuerdo de que ese día también pensé mucho en los límites. ¿Cuál es el límite de la tristeza? ¿Cuál es el límite de la desilusión? ¿Cuál es el límite entre ser libre de hacer lo que querés, y comportarte como un sorete? ¿Cuánto daño puede hacer una persona que no sabe lo que quiere? Básicamente, ¿cuál es el límite del daño?
Hace varias semanas una amiga me mostró cosas que quizás no tendría que haber visto. Me acuerdo de que debatimos un par de minutos sobre si estaba mal o si era medio tóxico lo que me estaba por mostrar, viste, pero al final me dijo: “mirá, yo te respeto mucho y creo que cuando vos veas esto también te vas a empezar a respetar más. Va a ser más fácil, creeme”.
Obvio que lo que vi fue bastante choto y me hizo sentir muy triste y humillada varios días. Pero sin dudas desde ahí todo fue más fácil. A veces las amigas tienen que cumplir ese incómodo, pero necesario, rol de abrirte los ojos cuando vos seguís negada a ver cosas que, en realidad, viste desde siempre, pero luchaste en cambiar.
Pensé mucho en cuántos limites me faltó poner para que una persona que supuestamente me quiso se maneje así de mal conmigo. Me acuerdo de que otra amiga me dijo “pero Emi, alguien que no te cuidó en la relación, difícilmente vaya a cuidarte en la separación”. Igual una siempre espera cierto grado de respeto implícito, límites y personas que no van a traspasarse ni retomarse, aunque para eso también es necesario cierto grado de madurez, ¿no?
También es cierto que la gente puede ser muy chota, muy inmadura, o simplemente muy boluda a la hora de lidiar con sentimientos y rupturas, pero el límite siempre lo pone una en los vínculos que forma. Tampoco puedo estar toda una vida quejándome de cosas que me lastimaron, si yo no fui capaz de poner límites antes y de respetarlos, sobre todo.
Porque creo que siempre quise poner límites, tipo fui muy clara: “che, yo soy esto, tengo esta historia, quiero esto y por ahora no puedo exponerme a esto otro”. Pero a cambio solo fui recibiendo mentiras, contradicciones y promesas, y esos límites se fueron corriendo cada vez más hasta que no quedó ni un solo límite sin romper.
Me acuerdo de que vos siempre, todo el tiempo, por cada cosa que yo te contaba, estuviste ahí diciéndome: “es importante que pongas limites donde sientas que te están vulnerando”. Es loco porque algo que para vos representa un problema, para mí siempre fue un re consejo, algo que me costaba mucho y tenía muy presente, ¿viste? Viví un par de cosas feas en mi vida y creo que el límite del daño y de resguardarme de este es algo que siempre me costó.
Creo, igual, que hay que tratar de buscar el equilibrio, los acuerdos. Qué libriana insoportable, dirás vos. Pero creo que a veces se confunde la vulnerabilidad con estar disponible a que hagan lo que quieran con una, y en realidad, solo se trata de estar disponible al cambio.
Hace unos días salí con un chico que mientras le contaba algo me dijo “ah, no, olvidate, yo hace mucho que dejé de vincularme con boicoteadores sentimentales”. Estábamos en su auto y me quedó tan grabado el momento que me acuerdo hasta en qué esquina estábamos frenados. ¿Es que no es brillante y sumamente sensato el concepto? A veces la gente no busca hacer daño, solo tiene mucho miedo y boicotea todo.
No sé. Quizás es una forma medio ilusa de ver las cosas, pero a mí esta idea me ayudó bastante para perdonar y seguir adelante.
Te quiero mucho y el mejor consejo que puedo darte hoy es que no tengas miedo. Ni a escribir, ni a exponerte, ni a enamorarte. Nada bueno sale de ahí.
Y bueno, de yapa, dos consejitos más:
gracias,
emi te leo y me leo,
lo que siento puesto en palabras,
gracias.