T2 - #8 Dejame enojar en paz
¿Podremos enojarnos sin sentirnos un monstruo? Foto por @fendromena
De: Cinthia
Hola, amiga.
¿Te pasó alguna vez sentir mucha bronca e ira, y que eso te lleve a un estado absoluto de desesperación?
Me está pasando hace meses y me agota. Una situación cualquiera, ponele, que no entre una olla en la alacena porque acomodé mal las que ya estaban, me dan ganas de revolear todas, dejar todo desacomodado y chau. En ese momento, se me pasa por la mente prender un fósforo, tirarlo y que se queme la casa, todo porque una olla no entró. ¿Ubicas?
Lo escribo ahora y me parece una locura absoluta reaccionar así. Siento que nadie a mi alrededor se enoja tanto tanto, o tal vez si se me ocurren un par de personas, pero hay alg con respecto al enojo que siento que no entra en mi cuerpo gordo.
Es así: siento que hay sentimientos que no van con mi cuerpo. Éste es uno. Como soy gorda, tengo que ser buena, buenísima, tan buena que les otres se distraigan con eso y se olviden de que soy gorda. Mirá si me enojo y se dan cuenta de que soy gorda y me odian. Todo esto en ese momento donde la olla no entró en la alacena. Alerta gordofobia número mil.
Cuando esté sentada en el piso llorando, y posiblemente con la tapa de vidrio de la olla rota, seguro me de culpa. Principalmente porque tendría que arreglar todo ese desorden que hice, porque ¿cómo puede ser que me enoje tanto que la olla no entre? ¿de dónde sale tanta ira? La olla no me hizo nada y la compré con mucho amor para cocinar arroz como me enseñó Caro.
Al menos todo eso pasaría en mi casa, donde solo estamos mi gata y yo, y aunque ella pase la mayor parte del día durmiendo profundamente, se que no me juzgaría porque a esta altura ya entiende mis desbalances. Todo esto pasaría en mi privacidad, y podría seguir siendo impecable y como me imagino al ojo de los demás en las videollamadas o en mis redes sociales.
Pero si eligiera enojarme, al menos lo haría controlando mi narrativa, como aprendí de Taylor. Qué raro se siente escribir todo esto de esta manera, pienso en la cantidad de sentimientos por los que une puede llegar a pasar en un día, me hace sentir rozo la sociopatía. Mi psicóloga me diría que ahí hay algo más que una olla que no entra. ¡Claro! sin dudas, hay un millón de ollas que no entraron en el pasado, un montón de tapas que se rompieron pero que mandé a arreglar. Porque nada me da más paz que saber que puedo, al menos, poner plata para una tapa nueva.
La primera vez que escuché a Susy Shock decir: "Yo reivindico mi derecho a ser un monstruo y que otros sean lo normal". Ese día, lloré y no supe bien por qué. Fue como si el bicho grande que vive adentro mío y se despierta cuando me enojo, se sintiera tranquilo. Como cuando Khalessi calma a sus dragones porque sabe cuidarlos. Ser gorda, tener estrías, tener panza, ser de un tamaño más grande que el que impone la norma, tener los rulos muy despeinados y encima enojarme, no cabe todo en el estereotipo que armé para mí, pero aún así todo eso se filtra por mis poros y sale, como una suerte de mutante. Tal vez me esté convirtiendo en un dragón gigante y algún día tire fuego. Debería amigarme con esa imagen poderosa.
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De: Emilia
Hola, amiguita.
Para mi sos una mostra y te amo por eso.
Justo me quedé pensando en eso que me dijiste el otro día, que admirás la paciencia que tengo, onda, cómo ante determinadas situaciones que para vos son una falta de respeto absoluta, yo tardo en enojarme o en ubicar a la gente. No siempre fui así. Pero hace ya un par de años empecé a vivir el enojo con mucha culpa y trato de dilatar sus distintas manifestaciones lo máximo posible.
Creo que en realidad lo que más me afectó fue la falta de control que tuve algunas veces a la hora de enojarme. Supe ser una persona muy poco estratégica a la hora de gestionar frustraciones. Tipo: aguanté, aguanté, esperé, esperé, solucioné sola, aguanté, esperé y seguí esperando… hasta que evidentemente un día la cosa no dió para más y exploté de maneras que inhabilitaron cualquier tipo de argumento que pudiera haber tenido. Odio que las formas pesen más que los motivos. Odio que sea peor visto una persona totalmente enojada, que las situaciones que suceden antes de eso. Que recién reaccionen cuando te tienen que ver así, totalmente desbordada. Y que esa reacción, en definitiva, siempre culmine en espanto y distancia.
¿Cómo pudiste desbordarte así? ¿Cómo no pudiste ser perfecta e impoluta a pesar de que te la pasabas dando señales y pidiendo ayuda? ¿Cómo no pudiste sonreír y aguantar un poco más? Ahora, además, vas a tener que trabajar muchísimo tiempo en superar el daño emocional y la vergüenza que te provocó exponerte así puertas afuera. ¿Por qué no te quebraste en soledad? ¿Por qué no te la aguantaste sola? ¿No ves que es mejor así, cuando estas mansita y productiva ante el mundo?
Acá quizás me ponga un poco binaria, pero viste que los tipos pueden enojarse, gritar, putear, y no pasa nada. Al rato todos se olvidan. ¿Pero una mujer que grita y putea? Una loca, claro. Cancelada. Al banquito para siempre. No importa cuán paciente hayas sido o seas el resto del tiempo, una mancha negra te va a perseguir para siempre. Saludá a la dignidad porque la perdiste.
Quiero ser clara: con esto no estoy haciendo apología al maltrato ni a la falta de respeto, menos que menos a la violencia. Al contrario, busco visibilizarla: ¿cuánta violencia se perpetúa en espacios que no generan alertas ni lógicas de cuidado? ¿cuán cómplices son los vínculos que deciden mirar para otro lado en vez de involucrarse a tiempo? ¿qué hubo antes de aquel grito o desborde? ¿qué faltó?
Me gusta que en tu mail primero hablás sobre la bronca como algo muy tuyo, pareciera que se te dispara sola, de la nada… aunque claro, claro que no, porque como diría la gran Virginia Cano, “nadie viene sin un mundo”. Creo que siempre hay un disparador, un contexto que reproduce o avala.
Me gusta, me tranquiliza, te diría que hasta me motiva pensar que hablar de esto ya es un paso para que la bronca se transforme en más respeto y contención a tiempo. En no tener que aguantar, en poder expresar lo que te duele sin sentirte un monstruo y sin tener que llegar a lastimar a alguien.
Una vez muy enojada maltraté a una amiga y al día de hoy, pienso en eso y lloro. Porque al fin y al cabo hubiera querido poder gritar y llorar con ella en vez de gritarle a ella. Es horrible porque al escribirlo todo parece muy simple, tan solo un cambio de preposiciones. Y en la vida real me costó perder a una persona que hubiera querido tener siempre a mi lado.
Por eso me interesa generar una amistad, un espacio, en donde sepas que si lo necesitás, yo voy a estar acá para escucharte gritar o pegarle a una almohada, para que sueltes las palabras que más te duelan y avergüencen. Pero sobre todo para que nada de vos se quiebre ni se pierda en el camino. Para que no tengas que perder, básicamente. Ni cosas, ni personas, ni partes tuyas.
Ojalá enojarse deje de significar perder.